Aunque hayan pasado los años, su figura aún genera admiración a nivel internacional y sus obras, pese a la antigüedad que poseen, conservan su capacidad de atraer a numerosos lectores de distintas regiones del mundo.
Su legado incluye varios títulos, pero en esta oportunidad sólo vamos a hacer referencia a “Pobres gentes”, la novela epistolar que, en 1846, lo consagró como escritor y le permitió asombrar a la crítica.
Este libro lleva al lector a convertirse en testigo del vínculo que mantienen por correspondencia un humilde funcionario llamado Makar Diébushkin y Varvara Dobrosiélova, una muchacha huérfana.
Ambos son pobres a nivel material, pero reflejan en sus palabras una gran riqueza espiritual. Su fortuna gira en torno a sentimientos puros y nobles, y es a través de ellos que los protagonistas de esta historia consiguen generar admiración y ternura en quienes tienen el privilegio de conocerlos aunque sólo sea a través de una vieja publicación.
Si bien “Pobres gentes” hace foco en dos personas repletas de carencias a quienes analiza también desde el punto de vista psicológico, el contenido de esta propuesta no es pesimista ni busca desparramar desesperanza por el mundo, sino que se impone como un conmovedor canto a la vida en el cual se priorizan los valores espirituales de aquellos que, por diversos motivos, pertenecen a la clase social más baja.
En caso de querer interiorizarse sobre la producción literaria de Fiódor Dostoyevski y sentirse interesado en este material que hoy ha querido recordar Poemas del Alma, recuerden que todavía están a tiempo de adquirir un ejemplar de “Pobres gentes”.
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