10/8/10

De la sangre azul al blue-tooth (C. Montero, parte II de LA LUZ, EL MEDIO TOTAL)

Aristócratas, marginales y semi-excluidos digitales
DE LA SANGRE AZUL AL BLUE-TOOTH (*)
por Carlos Montero

Frankenstein ve a Drácula. "Al fin te modernizas y compraste un bluetooth", le dice el monstruo reconstruido de a partes.

-"Estás loco", contesta el vampiro -según la chanza- "es que le acabo de sorber la yugular a una princesita durmiente".

Muy lejos de Transilvania, a fin del último milenio me crucé en el otro extremo de Europa con una realidad celular muy diferente. Se trataba de un ser con prótesis tecnológicas que expandían sus posibilidades de comunicación más allá de mi experiencia pasada. Por la avenida, que une la estación central de Amsterdam con el palacio real, me superó a paso muy ágil un joven que hablaba solo. Sinceramente pensé que me hablaba y luego, al ver que no dirigía la vista hacia donde yo estaba, creí que era un loco bien vestido. Sus auriculares iban conectados a un minúsculo micrófono y por cable al celular, supuse tras descartar un grabador dicta-memorias.

En sentido inverso, en la quinta temporada de la serie House -una década más tarde- el experto semiólogo médico dió paso inverso. Ante la racional certeza de que escuchaba voces imaginarias, el doctor se puso un visible auricular bluetooth (del inglés 'diente azul'). De esta forma, quien viera su oreja con el adorno no adivinaría que hablaba solo sino lo supondrían en telecomunicación inalámbrica. Las generaciones tecnológicas reconstruyen cuerpo y subjetividad: a esa altura creí que era celular y no trampa de desequilibrado.

La consabida tendencia a la miniaturización de electrodomésticos e instrumentos de información tiende hacia una doble convergencia.

No es sólo confluir al soporte digital (en vez de analógico) de todo medio, virtualizando los átomos en bytes (N. Negroponte, 1995).Se encaminará lejos de la unificación de medios de recepción, registro y emisión on-line (en red), real-time (simultánea) y global. El rumbo apunta a que todo electrodoméstico, vestimenta, hogar, oficina y vehículo se haga un medio inalámbrico interconectado/ble. Así los ciudadanos consumidores se moverán entre ecosistemas wi-fi con interfaces bluetooth, casas wired y electrónicos plug & play. Los medios no se verán y de a poco se vestirán, cual rey desnudo, lentes por pantalla, interface oral por teclado y ROM 'en nubes' por disco duro. Y los electrodomésticos que sean visibles explícitamente se habrán transformado también en instrumentos de información implícitos. Del medio ambiente (materia y organismos) al entorno urbano (construcción y vida domesticada), se saltará al ecosistema artificial. Los de sangre azul tendrán banda ancha móvil full-time y el marginado irá cableado part-time (dial-up) con muy baja velocidad. No sorprenderá que al mismo tiempo convivan con medio planeta semiexcluido que nunca hizo llamadas de teléfono fijo y use móviles 2G.

La reducción del peso y del tamaño de los equipos se presentaba funcional a su portabilidad: de la radio a galena al auto al walkman. La ruta fue acelerada de la bujía al transistor, al chip y al soporte virtual en que nadie necesite receptor sino conexión inalámbrica. No olvidar que la portabilidad no es virtud actual, pues nuestros padres bailaban en los 60 en pic-nics rockeros con vitrolas a manija. Y así como se turnaban para darle cuerda al antecesor del tocadisco a pila, también los relojes pulsera funcionaban sin batería alguna. Por eso, mientras haya equipos hechos de átomos -celulares, notebooks, netbooks o palmtops- la autonomía dependerá de la energía. No va más el modelo Universo-reloj de Newton. Pilas -desechable o recargable- retan la sustentabilidad del ambiente natural y artificial. Lo inalámbrico puede ocultar los medios al desprenderlos del cable a la pared (batería por electricidad) o al teléfono (móvil por ADSL). El objetivo es la vida virtual vista como virtuosa, aunque borre la precaria frontera entre presentación, representación y desaparición.  El nuevo "a desalambrar" wi-fi en shoppings o peatonales se corea en servidores empresarios web, mouse ópticos y blue-tooth celular. Pero la portabilidad depende hoy de la autonomía y la autonomía de la energía. Paradoja: nuestra autonomía es cada vez más dependiente. La luz es la energía que da vida a lo orgánico (vegetales, animales y humanos). Nuestro alimento y signos vitales requieren de esa carga. Si el entorno natural es fotodependiente, no sorprendería que el medio ambiente artificial proyectado requiera de energía transmisible inalámbricamente "a imagen y semajanza" de la luz proyectada.

Sigamos reflexionando,

porque las huellas del futuro hollan nuestro presente
Carlos Montero

PS- Bluetooth (*) alude a redes inalámbricas de área personal que emiten datos y voz por radiofrecuencia, entre dispositivos sincronizados, para evitar conectores y cables en redes inalámbricas móviles de corto alcance.

Fuente: http://www.regional-time.blogspot.com/

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